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    ―Pero, ¿quién demonios…? ―me pregunté en voz alta para ahuyentar el miedo.

    Justo entonces la tonada lúgubre se interrumpió, como si el ser que la había proferido hubiera detectado mi presencia. Atizado por la curiosidad, corrí hasta la verja cerrada, pero desde allí no era posible ver el lugar de donde había surgido la voz.

    ―¿Hay alguien ahí? ―grité ante la posibilidad de que un niño se hubiera quedado encerrado en el cementerio.

    Silencio.

    El rumor sordo del viento era la única respuesta, mientras la noche empezaba a caer como un pesado telón.

     Entre perplejo y fascinado, opté por volver a casa.

    Comencé a bajar la cuesta lentamente, cuidando de no resbalar con la nieve helada. Aquel cántico espectral me habría parecido una alucinación transitoria, de no haber resurgido cuando me hallaba a unos treinta metros del camposanto.

    Tal vez porque el viento que bajaba por la ladera facilitaba la propagación del sonido, la vocecita se dejó oír nítidamente. Cantaba ahora notas más bajas y ásperas, como si adoptara el tono de un hombre.

Why are you alone in here,
so far and near?[2]

[2] ¿Qué haces aquí solo / Tan lejos y tan cerca?